Se me acumulan los garbanzos en el plato.
Sin duda, ésta es la peor de las novias de papá. Incluso prefería a Alba, la hippie que nos limpiaba los chakras o a Marcela, la motera, que nos llevó a un concierto de Metallica.
Pero Tamara es odiosa, con su rollo sobre la alimentación sana.
Tras finalizar su loa sobre las virtudes de las leguminosas advierte que me ha puesto una ración como para un camionero polaco y me quita unas pocas.
Creo que ya toca que le enseñe el cobertizo de papá, donde guarda sus juguetitos.
De ahí sale corriendo. Como las otras. Eso espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario