viernes, 1 de noviembre de 2013

Solidaridad bancaria

Una cabeza canosa brota súbitamente de la puerta. Es la de mi jefe.
-Oye, ¿te apetece venirte conmigo a la entrega de premios de inserción laboral que patrocina la Caixa?
Me quedo mirándole fijamente con expresión bovina. Con la misma cara que si me hubiera preguntado si quiero ir al concurso de macramé con punto de cruz que organiza su abuela o si quiero machacármela con dos piedras.
Aprovechando mi falta de reacción, añade el gerifalte: 
-A las siete
De puta madre! No tenía plan para cuando saliera del curro y ya tengo una apasionante entrega de premios llenos de políticos, banqueros y empresas sociales que irán con la misma ilusión que yo.
-Oye ¿y qué pintamos ahí nosotros? hemos ganado un premio y no me he enterado?
-Mira, majo, ¿sabes quién nos presta dinero? el banco, ¿sabes quién nos tiene cogidos por los huevos con el préstamo? el banco; ¿sabes quién paga tu nómina (poco, mal y tarde)? ...mmmm, el Papa? sí, sí, sí, ya sé quien. Capto
-Vale, pues esos son los que nos piden que asistamos. aclarado? 
-Venga pues vamos.
Llegamos al acto y la sala está abarrotada. O los corazones forales se han volcado con la causa social o La Caixa tiene cogidos por los huevos a un buen número de empresas, que perdemos el culo por tenerlos contentos. Sin duda, lo primero.
Empieza el acto. Puntual, cosa rara en estos sitios. La viceconsejera primera y consejera de un porrón de cosas más y dos jerifaltes del banco presiden el acto. No contentos con ello, también quieren su discurso. Tenéis que entenderles. De un tiempo a esta parte, todos odiamos a los políticos y a los banqueros. Y hete aquí que cuando se les presenta un acto benéfico en el que pueden aflorar ese chorro de beneficencia que llevan dentro, vamos, que se lanzan de cabeza y se inflan como pavos para glosar sin medida todas sus buenas acciones. 

Así que uno tras otro empiezan a enumerar todas las buenas acciones de la entidad bancaria, todos sus desvelos para con los más necesitados, todos los sinsabores por los que pasan por los discapacitados de este mundo. Vamos, que si llega a aparecerse Jesucristo en ese mismo momento se abre una cuenta en el banco.A duras penas, retengo la lagrimilla en el ojo; y yo que pensaba que eran unos terroristas de guante blanco que desollaban a las empresas mientras nosotros les rescatábamos a ellos. Cuán equivocado estaba y cuán injusto he sido. 
Sale la viceoconsejera de nosequé, que no se quiere quedar atrás y empieza a recitar una loa al gobierno por su preocupación social. Me pregunto si tal preocupación les ha hecho eliminar casi todas las ayudas a los discapacitados a los que tanto quieren, ¿será por su bien que lo hacen? La vicenosequé no lo aclara y se pierde en un discurso trufado de "solidaridad", "compromiso", responsabilidad social" y no se cuántos palabros biensonantes más.
Cuando ya estoy pensando a ver si me he acordado de descongelar el pollo, comienzan los premiados a salir. Estos también quieren su minuto de gloria y se lanzan al micrófono como locos. Más de lo mismo; si vuelvo a oír la palabra "compromiso" o "solidaridad" una vez más, tendré que vomitar el lomo con pimientos de la comida. Acabada la entrega, pasamos a las fotos. Sabido es que los políticos pierden el culo cuando ven la posiblidad de sacarse una foto con un discapacitado o con un niño. A falta de niños, ahí asaltan, rodean y devoran al pobre hombre que ahí le ha tocado decorar el acto y al que, en un detalle muy feo, recuerdan que les debe el puesto indefinido que ostenta.

Pasado el trago y desolladas ya las manos de aplaudir, nos llevan a una sala para servirnos un vino; coño, una buena noticia al fin. Llegamos a la sala y descubrimos que un banco es un banco. Además de la generosidad del condumio, me deja alucinado la presencia de un grupo de música en directo. Nadie le hace ni caso. Bien sabido es que la solidaridad abre el apetito más incluso que el corazón y los asistentes se lanzan impúdicos a por la tortilla y otros pinchos de diseño que acaban teniendo menos éxito que la tortilla y la chistorra. Que esto es Navarra, joder.Yo, me coloco estratégicamente y evito esas dos palabras terroríficas cuando van juntas: "vino joven"; me doy a la cerveza y consigo mis dos objetivos; hacer un mínimo de vida social e irme cenado a casa. Eso sí, ahíto de amor y solidaridad....bancaria.