martes, 19 de febrero de 2008

Crónica Liga Vasca. Ronda 6º. De faziendas y otras cuitas


He dado en escribir estas letras, desde el catre de mi celda, para narrar de la fazienda que los chantreanos hobimos de dirimir contra las huestes vecinas del condado Obereno en el decimosexto día del mes de febrero del año dosmilocho de nuestro Señor.

En hallándonos hastiados de largos tiempos sin laborar e presos en el calabozo, Maese Rebolé, a la sazón señor de todas las chantreas, nos fizo llamar. Et dixonos de las nuevas recibidas sobre la inminente invasión de hordas Oberenas del Señor Navarro e sus acólitos, que amenazaban con destroyr todo Pompaelo norte y, para más inquina, el condado de la Chantrea.
El Señor orvino dixonos que quiso ayuntar a los suyos mejores chantreanos para hacerles frente. Mas fenecieron todos recientemente en desigual combate en las guerras contra la feda. Y solo quedábale disponible la peor escoria de la mazmorra chantreana,o sea, nuestras mercedes: Trilero y timador Navarrete, herexe e bruxo Monje, ladronzuelo de caballos Mombi y mancillador de animales de granja Jimenez. Nos fizió caballeros e nos ungió de elo. Nos prometió libertad y riquezas si retornábamos vencedores y de una pieza. Nos deseó que la gracia de Dios se apiadase de nos e salimos a la campa de Orvina a batallar.

Igual que los griegos entraron en Troya escondidos en un caballo de madera, los oberenos entraron en la Chantrea dentro de un extraño artefacto metálico con ruedas que diríase parido en el averno, pues caminaba sólo, sin caballos ni mulas que lo arrostraran. De sus tripas surgieron cuatro enormes oberenos, armados de elo hasta las trancas y en la campa de Orvina plantaronse los infieles, prestos a llevarse puntos, elo, haberes e mugieres.

E se planteó batalla:

Navarrete-Navarro: Enroques largos sucedieronse a la defensa franca del cambio. Navarrete, habil timador, arroja un jamelgo suicida por dos infantes rivales para abrir camino en la muralla del monarca negro. Los obispos (alfiles) y la dama blanca tornanse peligrosamente cercanos al monarca negro que atesora piezas en su derredor para facerles frente. Las negras repelen a los invasores blancos pero deben devolver pieza llegándose a final igualado. Se firma el armisticio. Tablas.

Aguinaga-Jiménez: el bando más oscuro monta un muro de piedra holandés contra las tropas blancas, que acampan junto al muro prestas al asalto. Embisten con ariete la columna g, colocan un cañón-torre enfilando ésta y enrocan largo confiando en desayuntar la fortaleza rival. Mas el ataque se torna baldío. El negro lanza la infantería contra el rey negro y las torres negras penetran en territorio enemigo. El rey blanco, viéndose sitiado, trata de tornar de flanco pero el negro, al grito de “non fuyades, malandrín”, lo intercepta en el centro. Al final, el rey blanco debe entregar a su caballo y se rinde.

Mombiela-Unanua: Tras francesa apertura, las tropas de cada bando se avienen a intercambiar prisioneros sin mostrar hostilidad alguna y parecen querer firmar la paz en breve. En un descuido, el negro mata a un infante rival y se preparan para apoyar la coronación de su vástago de la columna a. Mas el tiempo es breve y las artimañas del mombi, muchas. Cuando la arena de los relojes está presta a agotarse, el negro se deja clavar la torre por el obispo rival. La torre blanca acaba imponiéndose al voluntarioso jamelgo en el final.

Cobos-Monje: El monje negro, acólito de sucias hechicerías e bruxerías, se ayuda del Dragón siciliano para defenderse de la apertura del rey de Cobos. El blanco torna obispo por jaco y omite un Df3 que se hobiera venido ventajoso para sus fines. El bando oscuro avienta a su pareja de negros obispos que, con malas artes, acaban descoyuntando a las fuerzas rivales.

Vive Dios que con tres puntos y medio nos dimos por más que bien pagados. Nuestros rivales abandonaron la chantrea en su extraño artefacto e volvieron a sus tierras oberenas jurando desquitarse en postreras batallas.

Maese Rebolé, maldita sea su saña, incumplió su promesa de facernos libres y ricos y nos devolvió a la mazmorra, condenándonos a batallar todos los sábados hasta el día del juicio final. Dixonos el felón que antes lucirán cabellera las ranas a que nosotros disfrutemos de la tarde de un sábado libre.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno Jimenez, no dejaras de sorprendernos...

[...] "ladronzuelo de caballos Mombi y mancillador de animales de granja Jimenez"

jajajaja.