domingo, 23 de noviembre de 2008

Don bonito y sor maravillas


Jueves 20 de noviembre. Estamos en Madrid. Es un día soleado. Sobrevolamos el parque del retiro. Los niños juegan en el parque. Los pájaros trinan en sus ramas. Las parejas hacen manitas en los bancos. Un día bonito. Perfecto. Angelical. Seguimos nuestro vuelo y entramos en el congreso. Un rayo de sol otoñal entra por la ventana e ilumina en la cara a nuestro hombre.


Nuestro hombre está feliz. Así lo muestra la dentífrica sonrisa impresa en su cara. Es un hombre bueno. Su mismo apellido lo dice. Bono. José Bono. Sí, ese que, cuando pronuncia una ese, parece que esté cocinando un gargajo en la faringe. Pero olvidemos este desagradable detalle y volvamos a Bono. El hombre Bono y Puro. Acaba de ser iluminado por el Señor. El Señor, por boca de su testaferro, Jorge Fernández, (vicepresidente tercero del pp y, a la sazón, miembro del opus dei) le ha pedido: "pon una placa a sor Maravillas en el congreso". La ínclita Sor Maravillas. Sor Maravilllas Pidal y Chico de Guzmán. Perseguida por los rojos en ese gobierno de Satanás que fue la 2º república. Verdad, Bono? Y beatificada por el Papa. Nuestro Papa. Ese Papa, algo miope para las vigas en los ojos de sus cruzados y tan quisquilloso para las pajas en los ojos descreídos. Olvidemos también este último comentario. Y volvamos a Sor Maravillas. Santa y Beata.
Pero, por favor, ¿Cómo le vas a negar una placa a alguien que se llama Sor Maravillas?!. Un Taj Majal habría que hacer en su honor y no una pírrica placa. Verdad,Bono? Claro está, puestos a poner placas, no se la vas a poner a esos rojizos desarrapados que se cargaron en la guerra y cuyos huesos entremezclados hozan por esos campos de Dios. Mi abuelo sin ir más lejos. Pero qué cosas tengo. Seguro que ninguno de ellos se llama Maravillas. Imagínate una placa dedicada a Manolo. O a Paco. No, hombre, no. Si pones una placa, joder, pues se la pones a Sor Maravillas, que viste más en un congreso. Verdad, Bono? Eso pensaba nuestro hombre. Bono, maravillas, opus dei, santa. Bonitas palabras. Qué podía salir mal? Pues qué va a ser, Bono? La envidia, el egoísmo, la traición. La tiña que te tienen. La consecuencia: el grupo socialista votaba contra su propio presidente del senado. Y la Santa se quedaba sin placa.

Ay, Bono, Bono, Bonito, ya lo decía Sartre: "El infierno son los otros". Tú tienes otra versión: "el infierno son los míos". Claro que tú eres más prosaico: Sobre tus compañeros de partido decías: "Son unos hijos de puta". Que sí. Que no sabías que había micrófonos. Pero, hombre, aun así, no sé si Sor Maravillas aprobaría tu vocabulario.

Vaya por Dios, Bono, Bonito (Barato?), qué ha pasado? Lo que iba a ser un bonito día otoñal, angelical y soleado, una oda a sor Maravillas se te ha convertido en un infiernillo. Tus compañeros ya no te invitan a cafés (ay, rencorosillos, dudas de la virtud de sus madres y se pican, cómo son). Y la santa maravillas se ha quedado compuesta y sin placa.

Dura es la vida. Bono.Bonito.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Homo boletus

Estás abúlico, desvaído, alelado, estudiando ceñudo la apasionante estructura de la telaraña del techo (no estaba ayer, no?). Y mientras piensas en el puto informe Torres, que acabas de presentar a tu jefe mal y tarde y que te ha costado algo peor que una bronca; una sonrisa condescendiente. Peor aún, unas palmaditas, que te han dolido como puñales y un "bah, no te preocupes" que te ha espetado con la misma cara con la que calcula los finiquitos.


En tu mano sostienes el maldito brebaje que expende esa máquina infernal, que se anuncia heredera de Juan Valdés pero que más se acerca a experimento fallido del profesor Bacterio. Regalas con una mueca de asco cada sorbo mientras sigues concentrado en el maldito Torres, en la telaraña y en la madre que los parió a todos.


Y entonces se acerca. Entra en la sala de descanso dubitativo. Mira a un lado y a otro y entonces te ve. Pone cara de "jode, qué sorpresa encontrarte aquí". Como que no sabe el jodido que te pasas en esa sala la mitad de tu horario laboral. Se dirige hacia ti con paso firme. Te pones en guardia. El cartel de peligro se marca en relieve en tu frente. Te olvidas de la telaraña. Te olvidas de Torres. Te olvidas de Juan Valdés. "Qué coño quiere este?".

- Qué? Echando un café? -te suelta el ufano colega.

- No, preparando la reunión del G-20, no te jode. Lo piensas pero no lo dices. En cambio, sueltas un manido:

- Aquí echando un cafécillo....

- Jode, qué mal está lo de la crisis eh...

Dios, este quiere algo, no hay que darle conversación.

-bueeeeno.


-Oye, por cierto....

Dios, peligro, defcon1, sabes que todas las frases que comienzan con un "por cierto.." acaban en marrón en el mejor de los casos y en desastre en el peor.

El tío continúa:

-Por cierto, tengo el chaval que juega en un equipo de baloncesto y, ya sabes, hacen una rifa para subvencionarse, ya sabes, los chavales que no tienen un duro, me comprarás unos cuantos boletos eh.

Te han cazado, estás desarmado, hundido. Abres la boca mientras imploras a tus neuronas que hagan la sinapsis a toda hostia y te busquen una excusa creíble. Pero lo único que sale de tu boca es:

-Eeeh?

Dos minutos más tarde, tienes 3 boletos en tu mano para la rifa de una motocicleta y 9 euros menos. El agresor ha huido con su botín mientras tú sigues boquerón sin saber bien qué ha pasado. (Por cierto, para qué coño quieres una motocicleta?.)


Yo te lo cuento, has sufrido el ataque del "homo boletus", una especie que aparece hacia octubre y que está armado con un taco de boletos para una rifa imposible. Estos violadores de carteras ajenas no tienen piedad, son letales, buscan tus momentos de debilidad, se aprovechan de tu capacidad de reacción, rayana en lo bovino, de los buenos sentimientos que aún te queden, del espíritu navideño que te pone tierno.


Y tienes muchos homos boletus cerca. Son primos, sobrinos, cuñados, amigos, amigos de sobrinos. Están acechando. Están ahí fuera.


Yo tengo el único arma que sirve contra ellos. El "Contraboletus". En cuanto se me acerca el "Boletus" de turno y desenvaina el taco, yo saco mi propio taco, del sorteo de mi club, y lo que el agresor pensaba sería un atraco a mano armada, se convierte en un inocente intercambio de papelinas. Tras el trueque, Boletus se aleja cariacontecido y yo, dos boletos que me he quitado.

Por cierto, para dar fe, aquí la dejo colgada. Comprate uno. Que toca. Que sí.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Doce segundos


Doce segundos. Pocas cosas son las se pueden hacer en doce segundos.
Desperezarse hasta que te crujan los huesos de la espalda. Rascarte discretamente la entrepierna mientras tu pareja ha ido un momento al baño. Asomar la cabeza por la ventana para ver si ha parado de llover de una maldita vez. Dar un par de vueltas a los chipirones en su tinta, que empiezan a pegarse al fondo de la cazuela. Estampar dos besos, tan sonoros como falsos en la cara de tu tía, la de Murcia, que se ha presentado de sopetón en tu casa.

Cosas que ninguna de ellas te dejará huella en tu vida. Para limón-1 doce segundos es exactamente una vida, la vida.

Ya me lo temía yo. A Limona, de color amarillo rabioso, se la veía primeriza como si llevara una ele colgada a la espalda. Estaba perdida, dando vueltas sin saber muy bien lo que se espera de ella, como buscando un manual que no iba a terminar de encontrar. Y llena a reventar con una tripa deforme y móvil, donde pequeños aliens exigían nerviosos una salida inmediata, en una versión imposible de los hijos devorando a Saturno.

Fuera de esto, observándolo todo, estaba dios. Un dios pequeño, miserable casi. Esa sombra de tamaño inabarcable que todos los días arroja comida desde el cielo. Yo mismo.

Tras muchas horas de dar vueltas de esquina a esquina del acuario, desfallecida y estresada (primer error), se quedó inmovil en una esquina del acuario (segundo error) a plena luz del día (tercer error) y rodeada por sus colegas de especie (cuarto error) .

Desde allí, empezaron a surgir desde la lanzadera de su culo el regimiento de guppys más breve que ha visto este acuario. El primero, en asomar su cabeza a este acuoso y jodido mundo fue Limón-1. Salió disparado hacia las plantas. Pero con Charlie a su rebufo, bien poco pudo hacer.

Doce segundos es lo que tardó Limón-1 en pasar del culo de mamá a la boca de Charlie. Toda una vida.

Sus hermanos tampoco tuvieron vidas mucho más largas; Limón-2 y Limón-3 dieron una exhibición de giros y requiebros entre plantas, troncos y piedras pero acabaron cayendo tras una vidas que no llegaron a los tres minutos. Limón-5 aguantó toda la jornada como un campeón pero no volvió a amanecer cuando volvieron a encenderse las luces al día siguiente.

El final de Limona fue menos piadoso que el de sus vástagos. Exhausta por el esfuerzo y el estrés cayó al suelo medio muerta. Y ese es el territorio de las gambas. Son muy cabronas las gambas. Se comen los cadáveres pero si alguien aún colea no le hacen ascos. Empiezan por las zonas más blandas. A limona se la comieron por la cola y los ojos mientras aún boqueaba. ¿Y qué hacía dios viendo todo esto? ¿salir en ayuda de sus "hijos"? No. Solo mirar. No soy el dueño de sus vidas. solo soy el bracero que les da de comer.

Por suerte, no todo acabó con tintes catastróficos. Limón-4 conseguió pasar desapercibido entre las hojas de la planta flotante y a estas horas aún pasea su dorso amarillo chillón por las plantas del fondo. Si aguanta, en 3 o 4 días, tendrá el tamaño suficiente para no caber en las bocas de sus primos y estará a salvo. Y en 3 semanas el suficiente para esperar la próxima remesa de recién nacidos para darles la bienvenida.