Jo, tías, sabéis de lo que me he enterado? Es ajedrecista!! – anuncia Pili, tu "querida" compañera de trabajo a su recua de tertulianas en el café con su desagradable voz chillona.
-Ya, un poco raro siempre ha sido, aunque, la verdad, muy listo tampoco se le ve- apuntilla Paco, el gañán de administración.
Esta podría ser una típica conversación de cuando se enteran en tu empresa que juegas al ajedrez. Desde siempre los ajedreceros arrastramos un aura de bichosraros del que es difícil desprenderse incluso en estos tiempos. Haced la prueba; pedid a unos niños de primaria que dibujen unos ajedrecistas. Serán bajos, tendrán gafas de culo de vaso, cabezas grandes y serán raros. En esos trazos estarían comprendidos varios de los mitos que hay sobre el ajedrez.
-Ah, ajedrecista sí, que majo, pues tienes que ser muy listo- te dirá tu tía, la peluquera. Pero ese listo suena con un tonito como el que emplearían al decir que “jack el destripador tenía que ser muy listo”.
Lo cierto es que socialmente somos seres sospechosos. O al menos sospechosos de ser sospechosos. O si no, directamente chungos. ¿Habéis visto qué papel jugamos los ajedrecistas en las películas americanas de la universidad?. Pues sí, con los torpes de la clase. A los que putea el capitán del equipo de fútbol, el que viste una cazadora con la inicial de la universidad. Que encima es un merluzo del siete.
A nivel social yo diría que estamos en el mismo grupo de los coleccionistas de insectos, los sexadores de pollos, los ufólogos (los que buscan ovnis) y los que hacen figuritas con palillos de dientes. De hecho, parece que lo tenemos asumido y pocos de los que conozco reconocen abiertamente a primeras, que juegan al ajedrez. Ni siquiera aparece en los currículums, cosa que sí haces, por ejemplo, si te dedicas al salto con pértiga.
-Así que juegas al ajedrez, eh?- te dice el entrevistador y te mira de arriba abajo frunciendo el ceño y buscando en tu morfología granos, bubones, forúnculos o abscesos y añade: pues enrócate en tu casa un rato que ya te llamaremos.
-Así que haces salto con pértiga, eh? -te dice el entrevistador con una sonrisa de arriba abajo en plan ¿qué pasa, machote? y añade: Pues pégate un salto hasta recursos humanos y que te vayan preparando el contrato.
Y si manifiestas tu ajedrecismo en el bar de turno el findesemana, ya te puedes olvidar de entablar contacto carnal con hembra alguna de tu especie. Bueno no, puedes intentarlo con las de tu grupo social; es decir: las coleccionistas de insectos, las de las figuritas con palillos o las sexadoras de pollos, que acostumbran a ser, digamos, de “belleza alternativa”.
Y digo yo:
Somos listos? Pues no lo tengo muy claro. Creo que hay cosas más importantes que la inteligencia para jugar al ajedrez. Puede que los ajedrecistas sean más inteligentes que la media pero también creo que bastante menos de lo que se piensa.
-Ajedrecista, entonces serás muy listo no? -…………eeeeh? me puedes repetir la pregunta más despacio?-suelo responder yo. No por hacer la gracia; es que muy listo tampoco soy.
Somos raros? ¿Es absurdo pasarse horas moviendo unas fichas de madera para derrotar a un rival? Para esto último, al menos sí tenemos respuesta: como mucho, igual de absurdo que correr contra otros en una pista circular para volver al mismo sitio de partida. O que patear un balón en calzoncillos para meterla entre tres palos. O que saltar un listón en gayumbos con la ayuda de un palo.
Y por qué entonces los que tenemos mala imagen somos nosotros? Me temo que también hay respuesta para eso. Solo están bien vistos los deportes simples, visuales y que conlleven algún esfuerzo físico. Y el resto, pues eso, somos unos bichos raros y unos chungos. Y estamos condenados a emparejarnos con la sexadora de pollos. Aunque bien pensado, una sexadora de pollos así, de buen ver…..
3 comentarios:
Jo, tío, utilizar de reclamo a Nube y el subespectro de Confianza Ciega, es cuando menos abyecto, y total para acabar hablando de lo raros que SOIS. No quisiera entrar a matizar a los seres humanos ajedrecistas en general, pero tú raro eres. Así, sin paños calientes. Que no se si será por lo del ajedrez, por lo de la psicología, por la conjunción interplanetaria de tu ascendente o por el uso y abuso de vitaminas para la memoria en tu época estudiantil, pero tú raro eres. Fíjate ahora, ponerte a escribir los resultados de tus desajustes sinápticos en internet... vamos tío, que tú raro eres...
Lo que no tengo muy claro es en qué lugar me coloca todo esto a mí que te leo y encima hasta te respondo
Por thor! por Odín! por favor!! todavía existen seres humanos que se acuerdan de la mejor serie que ha existido sobre la faz de la tierra: Confianza ciega!!! No tengo palabras.
No me cuadra lo de "belleza alternativa" referido a tu sexadora particular.
Publicar un comentario