domingo, 21 de diciembre de 2008

Madoff


Dios.Que nervios. Por ahí se acerca. Uno siempre se ha imaginado cómo tiene que ser un tipo que roba 50.000 millones de dólares. Incluso nos hemos imaginado serlo nosotros mismos. Me lo imaginaba llevando impresa en la cara una media sonrisa que diría: "sí, me habéis pillado pero sois unos pringaos". Rodeado de guardaespaldas vigoréxicos. Con un bronceado que ni Zaplana saliendo del solarium. Vestido de Armani hasta la funda de los juanetes. Y, no sé, comiéndose un bocata de Ferrero-Roché mientras Ambrosio le recoge las migas que le van cayendo de la comisura de los labios.
Pero qué decepción. El tipo me aparece al final de la calle luce un aire de carnicero entrado en las mismas carnes que mercadea entre semana. Luce un plumas del Eroski que destaca su oronda estampa. No le acompaña ni su perro y se zafa a golpes de los periodistas como un vulgar famoso de prensa del corazón. Pues el andoba este ha estafado 50.000 millones a los peces gordos de medio mundo.
Y todo mediante el viejo truco de la venta piramidal. Ya creíamos que eso pertenecía al pasado. Cuando te decían lo de vender cosméticos o productos de baño a tus familiares y amigos, ellos a los suyos y así hasta el infinito. Pues ahora resulta que no solo no está pasado de moda sino que puedes estafar una pasta con el sistemilla de marras. Claro que para llegar a esas cantidades no basta con engañar a Paquita, la del tercero y a Braulia, la prima del pueblo que no tiene muchas luces. No, no, nada de eso. Tienes que dar el palo a Botín, al del Santander, a los peces gordos de medio mundo. Es genial. Me imagino al Madoff ese en una recepción del embajador con el Botín:

-Oye, Botín, tío, te voy a ofrecer un negocio que vas a flipar, te vas a forrar.
-Cuenta, cuenta.
-Pues verás, mira, tú me compras unos bonos, luego los revendes...bueno, que te forras, ya te cuento luego los detalles, que no te quiero aburrir.
-Venga, va. Hecho. Luego te firmo un cheque.

Y así durante 40 años. Es genial el tipo. Es mi vocación frustrada, ser ladrón de guante blanco, forrarte a manos llenas sin un miserable rastro de suciedad en tus manos. Todo limpio, aséptico.

Además sale bastante rentable. Si robas una lata de Berberechos en el Carrefour, te dan una somanta de hostias en la trastienda. Si robas un coche, te sacan una foto de perfil y otra de frente con un letrerito entre las manos y te llevan a una prisión donde el jabón es juguetón y se resbala constantemente de las manos para alegría de algunos compañeros de condena.

Si robas tropecientos mil millones, te deberían decapitar un verdugo con Parkinson con un cuchillo oxidado si le aplicamos una lógica proporcional. Pero no. No es así. A nuestro amigo Madoff (pronúnciese meidof por gracia del presentador del telediario de turno) sólo le han puesto una fianza que ha pagado reduciendo a la mitad la asignación semanal de su perro. Ah, y le han puesto una pulserita de localización. No sabemos si es de Gucci o de ifssanlogán. Pero ahí va todo majo luciendo su pulserita. Lo máximo que le van a caer serán unos 7 años en neto. Y a la calle. Si es que encuentran a alguien para juzgarle. Porque el asunto se vuelve surrealista. El fiscal general se inhibe del caso porque su hijo está metido en el ajo. Y el inspector de la SEC que tenía que investigarle no lo hizo porque se beneficia de la hija del Madoff. Y claro, una cosa es el curro y otra cabrear el suegro, que no es cuestión.

Dios, es fantástico. Sale casi gratis la broma, te ríes de los jerifaltes de medio mundo. No te investiga nadie y no te juzga ni Dios el día del juicio final. Yo, cuando sea mayor, quiero ser ladrón de guante blanco. Madof, majo, dónde se aprende esto? Hay un master en algún sitio? What are you Made of, Madoff?

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