Torneo internacional Aste Nagusia. Torneíllo de semirrápidas en pleno corazón de un botxo en fiestas. Una cita a la que raramente faltamos los ajedreceros del reino de la txistorra. Buenas fechas. Y ganas de perder el día moviendo madera. Buena excusa para huir de una casa que pedía a gritos “limpieza general”. Una manada de 9 bestias hambrientas componía el equipo de orvinos que allí nos presentamos. La organización logró aplacarnos a base de tortilla y choricillo, regados con tintorro, tras la segunda ronda.
Mucho y bueno es lo que hay que decir de este torneo. La organización es francamente buena, del que muchos torneos con más ínfulas deberían aprender. La puntualidad, prusiana. Y, sobre todo, son esos detalles, que hacen pensar que los organizadores piensan en la gente que participa en el torneo y no sólo en el master del universo de turno. Por ejemplo, pinchos para los participantes a media mañana , regalo de foto enmarcada en pose ajedrecística a todos los participantes, premios hasta el puesto 20, premios sorpresas que consiguen que la entrega de trofeos no sea el “coge el dinero y corre” en que se convierten muchos de ellos. El hecho de que todos los premios sean en especie también le da un encanto muy distinto al típico y frío cheque.
Todos estos detalles hacen del Torneo Aste Nagusia una de las mejores citas del año para los ajedrecistas de andar por casa como somos la mayoría.
Enorme trabajo de los chicos del Zuri Baltza. Zorionak. De verdad, invito a los organizadores de torneos del estilo o pretendidamente superiores que se den una vuelta y que lleven su libretita para tomar nota.
En cuanto al torneo, se imponía el gm cubano Abreu seguido de Mario, Santi Gonzalez y nuestro Garbisu.
Por nuestra parte, buen trabajo del equipo y logramos hacernos con un importante botín entre ribera duero y lotes de ibéricos varios. Cuidado con nosotros, el próximo año volveremos y esta vez con la furgoneta. Y no para que vuelva vacía precisamente.
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