domingo, 16 de marzo de 2008

Paquito en Paz de Ziganda


Buenos días, me llamo Francisco pero todos me llaman paquito. Tengo seis años, casi siete. En el cole nos han pedido que hagamos una redacción sobre elfindesemana. Yo quería escribir sobre cómo arden las hormigas cuando prendes fuego al hormiguero pero mi mamá me dice que eso es muy feo y que haga sobre el ajedrez, que es a lo que juega el tío Blas. El tío Blas es muy bueno al ajedrez. Mamá dice que una vez, en una simoltanea o algo así, le dio un jaque a kasparof. O era mate? No creo que era jaque, que es más que mate, no?. Yo no sé lo que es eso pero desde entonces quiero ser como el tío Blas cuando sea mayor. Mamá y el tío me llevaron este fin de semana al torneo Paz de Ziganda. Estaba lleno de gente. Parecían muy listos todos. Pero es muy raro, lo llaman jugar al ajedrez y allí no se ríe nadie. Todos están muy serios. Yo cuando juego con mis amigos Pacho y Josu me río mucho, sobre todo cuando chinchamos a las chicas y les miramos debajo de las faldas. Pero ahí no se reía nadie. Y no pueden mirar las bragas a las chicas porque casi no hay chicas.

Está todo lleno de relojes pero la mitad están rotos y a veces, no andan. Eso les debe de enfadar mucho porque no hacen más que golpearlos continuamente.
Cojo mi boli y mi cuaderno y me pongo a tomar notas con la ayuda de mi tío. Me dice mi tio que eso está lleno de maestros (ninguno debe de ser de mi colegio porque a mi no me dan clase). Me dice que apunte que, como muestra, Huerga era el número 16. Sin embargo, había pocos navarros. Casi no había dosmildoscientos, dosmilcienes ni dosmiles (yo no contaba más de 60 o 70 personas pero si mi tío dice que había dosmil por algo será). Además he descubierto razas nuevas, en el cole hemos aprendido blancos, negros y chinos. Pero mi tío me dice que han venido pocos orvinas, oberenas, santaanas, gaztes y gureas. A primera vista parecían todos blancos pero no sé. Mas numerosos eran, al parecer, los sanjuanes.

Hay unos señores que me dice el tío que son árbitros pero no sé qué hacen porque no hay faltas ni penaltis ni cornets como en el cole. Además no tienen pito. Yo creo que se han equivocado de sala.
Los jugadores parece que se enfadan más al final de las partidas y pegan más a los relojes. Mamá siempre dice que así no se arreglan las cosas pero nadie les dice nada.

Algunos de los jugadores deben de ser cristianos porque se dan la mano en mitad de la partida y se van, como nosotros en la misa de los miércoles cuando nos damos la paz. Le pregunto al tío Blas y me dice que han llegado a un acuerdo y se reparten medio punto cada uno. Así que cada vez que se dan la mano es medio punto. No entiendo nada, ¿por qué no se dan la mano con todos y así van acumulando puntos?. Pero parece que no se le ha ocurrido a nadie. Bueno, a mi sí. Mi profa, la seño Maricarmen siempre me dice que soy muy listo. Así que sin pensarlo mucho me acerco donde uno de los jugadores y le doy la mano. Me mira estupefacto (el viernes aprendimos esta palabra) y sin saber qué hacer. Yo mantengo la mano estirada y le sonrío. Al final, alarga su brazo, me sonríe y me ofrece una mano algo floja. Es fantástico, ya tengo medio punto. Se la ofrezco a su rival que se ríe abiertamente (de qué se ríe?) pero me da su mano con más convicción. Ya tengo un punto. Hago un cálculo y creo que en un cuarto de hora, si consigo que me den la mano todos, habré ganado el torneo. Pero el tío Blas no quiere que le haga sombra; me arrastra de un brazo y me dice que si sigo molestando a los jugadores me lleva con mi tía Herminia. Yo no quiero ir con tía Herminia. Como dice mamá, tiene un aliento que tumba secuoyas y quiere que juegue a formar palabras con cubos como si fuera un bebé. Así que le digo que vale. Pero tengo un punto en el torneo, que quede claro.

Los favoritos eran dos señores muy raros: uno era episín, no sé porqué le llaman así si es un señor enorme. Y el segundo era Atanás kolev, que me da miedo porque la profa Mari Carmen dice que si vas al infierno te encuentras con atanás, ucifer y elcebú. Pero, al parecer, son muy buenos jugando al ajedrez.

Mi tío dice que a partir de la tercera ronda los maestros están todos arriba y se dan de hostias entre ellos (bueno, me dice que no ponga la palabra hostias) y casi no dan opciones a los navarros para sorprenderles. Solo destaca la victoria de Burguete contra De la Villa, y las tablas de Argaya con un maestro cubano. Los dos, al parecer, han hecho un buen torneo. También lo han hecho bien, de los navarros, con cinco puntos Redín, Rafi, Zamarbide, Viñal, Ramón Ruiz, y Ojer.

Los señores sesudos al final igual no eran tan listos porque el torneo lo ganan dos chicos de 16 años: Iván Salgado y el claro campeón del torneo, Cristian Cruz, que dio una lección a todos. Dice el tío que la clave fue el mate que le dio al señor estricovich con dos segundos en la anteúltima ronda. Luego quedaron los señores mayores: ubilava, episín y kolev.

También me dice el tío que el torneo, como siempre, ha estado muy bien organizado y que todo ha salido muy bien. Y que felicite, sobre todo, al señor Ablanedo por el esfuerzo de este año. Lo único, que recuerde a los navarros que tienen que venir más, que dejen de mirar a las chicas por debajo de las faldas y que vengan más a jugar al ajedrez, que se les echa de menos en estos torneos.

Bueno, ya tengo material para mi redacción. Y ya he decidido que quiero ser cuando sea mayor: quiero ser ajedrecista y me haré rico jugando al ajedrez, como todos los que han jugado el torneo. Y tendré montones de chicas alrededor mío, porque a las chicas les gusta mucho el ajedrez y los ajedrecistas, no?. Ala, pues eso. Igual hasta le doy un jaque a kasparof. Bueno, para eso falta mucho. De momento, he visto un hormiguero en la entrada que creo que me está llamando...

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