miércoles, 2 de junio de 2010

Blas, no corras



Recibo una carta del departamento de Tráfico. Un escalofrío me recorre el espinazo. Sabido es que Tráfico no gasta pergamino público para alabar tu cuidada conducción, para felicitarte el cumpleaños o para recomendarte un peinado más cool. Más bien, suele ser para pedir (por favor, eso sí) que te desnudes, que mires para Cuenca y endosarte vía rectal el multón del Caribe. Con descuento por soltar la choja a tocateja pero hostión al fin y al cabo.
Abro el sobre especulando sobre cuál de mis delitos circulatorios habrá merecido las molestias del fotógrafo de Tráfico. Pues no. Resulta que mi permiso de conducir cumple 20 años y toca renovar. Joder, cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando las abuelas volaban en los pasos de cebra al paso de mi 309.

Pues nada, a renovar. Aparezco en el “Centro Psico-fisiológico para la renovación de carnets profesionales”. Toma cómo suena. Qué nervios, ¿lo sacaré? ¿Descubrirán mis numerosas taras y defectos de fábrica? ¿Se aparecerán los espectros de mis atropellados?. Venga, me armo de valor y entro en el garito.
-Hola
-Qué quería?
-(un kilo de kiwis, no te jode), No, que venía para renovar el carné.
Me dedica una larga mirada bovina y añade un: -Aaah. Primer piso.
-Gracias (espabilada).
Llego al primer piso. Pruebas fisio-motoras. Tooooma. Recuerdo aquellos tiempos en que ponían en un Spectrum una bola que desaparecía y tú marcabas por dónde tenía que aparecer. Qué cutres eran. Ahora habrá simuladores, pruebas físicas por infrarrojos. En fin, a ver. Entro en la sala.
Me sientan en un ordenador. No lo puedo creer. En la pantalla aparece la misma puta bola que me pusieron hace 20 años! No han inventado nada mejor!?
Ya solo falta que el médico me dé en l rodilla con el martillito, como en el siglo pasado.
Paso al médico. Zas. Increíble, la he clavado; tiene un martillo en la mano. Me golpea la rodilla
-Te duele?
-(Menos que los 60 pepinos que me va a costar esta mierda de renovación)No.
Empieza a interrogarme sobre cientos de enfermedades. Yo respondo a todo que no. Debo de resultar convincente porque me dice que ok, que pase a la psicóloga. Esta será la prueba más dura. Me preguntará por mi infancia, me pondrá el test ese de las manchas y yo le diré que sólo veo sangre y cadáveres y no me dará el carnet. Socorro. Calma. Vamos allá.
-Hola, así que te quieres renovar el carnet
Mmm, muy sagaz, no se le escapa nada-…eeeee, sí
-Tomas drogas?
Brutal. Claro. El mejor método es la pregunta directa, a bocajarro.
-Esteeeee, no (a ti te lo voy a decir)
-Tienes depresión?
-(solo cuando vengo a estos sitios) pueeees no.
-Sueles ver a algún psicólogo?
-Sí.
Se me queda mirando fijamente intentando diagnosticarme con los ojos. ¿Por qué?
-Es que soy psicólogo y algunos de mis amigos también
No le hace gracia el chiste. Se queda seria. Firma un papel y me lo da.
-Vale, ya está. Puedes recoger tu renovación.
¿¿¿Ya está??? ¿Esto es todo lo que hace falta para demostrar que no soy un asesino locomotor? Vaya mierda de pruebas “psico-físicas”
¿los exámenes no han evolucionado nada en 20 años ¿??? Joder, me sorprende que las carreteras no sean un caldo espeso de psicópatas al volante y que en lugar del “papá no corras” el cartel no sea “papá no atropelles al minusválido”. Jesús, qué país. Y tú mira bien cuando cruces. Que me han renovado…

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