viernes, 11 de junio de 2010

Arrimando el hombro



- Me duele el hombro, casi no puedo moverlo, me paso las noches entre gritos por los aguijonazos que me causa. Me tomo más de 10 nolotiles al día. Creo que se me ha terminado de romper por dentro. Empiezo a tener espasmos en el brazo. Un pus verde sale a borbotones y huele como si el cirujano hubiera olvidado dentro un yogur caducado.

Mi médico de cabecera no se inmuta:
- No se esfuerce, señor Jiménez, no va a seguir de baja aunque se le esté cayendo el brazo a cachos. Por si no se había dado cuenta, estamos en crisis. ¿Sabe lo que es eso??. Tengo órdenes del ministerio para que no dé la baja ni a Jesucristo en su cruz. Al primero que ha venido hoy a pedirme la baja le dieron ayer la extremaunción y al segundo le han amputado los brazos y las piernas. Era malabarista. Y les he dado el alta a los dos. Sabe una cosa? Lo he hecho a gusto porque os odio a los malditos asalariados. Desde que me han bajado el sueldo un 7%, este es mi único placer del día. ¿¿Me he expresado con claridad, maldito asalariado de mierda??

- Bueeeno, este yooo….

- Acérquese!!! Me ordena mientras le cae un hilillo de baba del labio inferior.

Me acerco. Me estampa en la frente un sello que pone: “Capullo de alta”.

- Dios, si no fuera por estos raticos….!

Y se va.

En fin, pues ya veis, que estoy de alta. Ayer mi cirujano me quitó el vendaje y me condenó a un mes o dos de ejercicios con todos los rotos de Pamplona en el centro de rehabilitación del hospital. El brazo está mejor de lo esperado. Me responde. No a lo que yo que le pregunto ni a la dirección que le indico pero responde.
-Quedaré bien del todo, doctor?
-Pues no sé, pero vas a echar un tipín para el verano, que no echarás de menos tu brazo atrofiado.
-Ah, genial.
Eso sí, podré lucirlo poco porque no puedo tomar el sol. Si le da la solana a la cremallera que me han dejado, al parecer, me quedaré marcado como una res brava. Así no sé qué vacaciones tendremos con este panorama.
-¿Podré volver a jugar al ajedrez, doc?
-Bien no. Pero… no por el hombro.

Bueno, pues un tema arreglado. Ya sólo me queda pendiente una rodilla mantecosa , una lobotomía frontal para mejorar mi coeficiente intelectual, que anda por debajo de 60 , una psicosis tamaño XL, una peligrosa tendencia “cariñosa” hacia los animales de granja y un alzheimer galopante que me impide acordarme de lo que he desayunado hoy. Pero bien; paso a paso.

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