domingo, 7 de febrero de 2016

Liga Vasca 1º: Orvina-Urnieta: el casorio de Orvinita.

PRÓLOGO
El enemigo acecha. El aliento de los invasores hiede en la cara de los chantreanos que se apostan en el interior de las murallas del Castillo de los Mundos, en el interior profundo de la Txantrea. Mombi, señor de las txantreas, archiduque de Ezkaba y vizconde de Arre observa preocupado el avance de los vascones desde la altalaya del edificio Singular. Poco se sabe de los invasores. Pero los informes hablan de bárbaros implacables, devoradores de piezas y chuletones, desfloradores de vírgenes navarras y trituradores de enroques. Mombi sabe que solo una solución puede salvar al reino de la Txantrea pero se resiste a tomar la decisión. Aliarse con los reinos vecinos. Pero esa solución pasa por desposar a su hija Orvinita con los señores de los reinos cercanos. Son zafios, maleducados y de probada gañanez. Pero no hay opción. Con el dolor de su corazón acepta. Desposará a Orvinita con el caballero de mejor guerrar contra los bárbaros eguzkos. Emite un bando y los señores de la Rochapea, San Juan, y otros reinos  acuden. La belleza y donosura de Orvinita es conocida en toda la Cuenca de Pamplona. Los caballeros salen a batallar contra los invasores y vuelven a rendir cuentas de sus cuitas.

PRIMER ACTO
Jimenus, señor de la Rochapea, se presenta e hinca la rodilla ante Orvinita y su padre Maese Mombiela que esperan desde la sala del trono sus explicaciones.
-J.: Vive Dios, su merced, vosa belleza me abruma, que no sé si me hallo ante princesa o angel del cielo
O.: Vive Dios, mi señor, vuestra lengua me empalaga. Que no sé si me hallo ante caballero o animal en celo.

Esputad vuestras hazañas antes que nada,
y veremos si vuestra lengua merece a vuestra espada.
J.: Como gustéis, señora. Estos fueron los acontecidos.
Jiménez-Aguirre
En hallándome hastiado en mi rochapeana torre el vigia me avisa de la llegada de vascones. Raudo salgo a su encuentro y me planto ante el ínclito Aguirre, conocido caballero de mal cuento y peor vida. Le reto en duelo y acepta gustoso. A sus malas artes francesas no quiero entrar y entro en la variante del cambio. Tras un amistoso intercambio de piezas, nos miramos a la cara, y decidimos que el guerrear no hace bien a nadie y más que la mano, nos damos un abrazo.
O.:Valiente pretendiente! Mucho pico, corta espada y larga panza,
y pretenedéis desposarme tras tamaña conchabanza?
Fuera de mi vista, largo de mis tierras
los demonios os lleven más allá de fisterra!!
SEGUNDO ACTO
Jimenus se marcha apesadumbrado y entra Maese Javier Hispalis, conocido terratiente de Azpilagaña.
O: Vive Dios, Don Javier,os escucho, vos diréis
J: Al saber de mis andanzas, caeréis rendida a mis pies.
O: Menos chanzas y hablad pues.


J: A las puertas de la Chantea, enfrenté a los invasores. Y de bruces que me di con ese al que dicen Manso, pero que reparte guantazos a pares. Una india de rey que se aventuraba plácida y relajada. Mas no quiso el rufián darme el gusto y pronto plantó un largo jaco entre mis filas que causó grande susto entre mis huestes. Tras unos cambios de combatientes, mis trincheras aguantan el tirón pero con las tropas blancas mejor apostadas.

Justo cuando comenzaba el negro a afilar las espadas, un precipitado e5 permite la celada de las tropas blancas llegando incluso al degollamiento de mi general,al que dan un vil mate.
O:Por las barbas de Satanás! Felonía! Dios divino!
Prentendéis mi mano tras tamaño desatino?
J:Considere su merced mi tesón y gallardía
O:Llevaos a este deshambrido a la celda más fría!








TERCER ACTO
Javier es desalojado de la sala por los guardias, e irrumpe en la sala Roberto, al que dicen el Monje por ser su antiguo oficio antes de ser expulsado de la iglesia por actos contra natura.

O.: Pasad su merced! y narradme vuestras hazañas
Cansada estoy de barraganes y seres de malas mañas
Si lo merecen vuestros hechos
gustosa yaceré en el lecho.
M: Ejem, bueno, mi narración es breve mas no exenta de coraje si se mira con el prisma adecuado.....Enfente, Corral, correoso adversario. Le planteo catalana y tras unos pocas maniobras firmamos el armisticio. Espero que su merced no saque conclusiones precipitadas sobre mi valor y entrega.
O:Que me lleven los infiernos!
Que me arranquen las orejas!
Azotad a este ser del averno
y que acabe entre rejas!

CUARTO ACTO
Por la puerta aparece Egoi, con sus greñas al viento y confiado en sus opciones.
O: Por los dioses del cielo sagrado!
De qué fábula os habéis escapado?
E: Permitidme, mi señora, contaros de mis inquinas
O:Permitidme a mi, entonces, que me tome una aspirina.

Mendikute-Egoi
E: Salí al alba por mis tierras de la Virgen del camino y a pocas leguas me topé de bruces con el vascón Mendikute, que en otras justas ya me había derrotado. Tras apertura española, quedaron mis tropas costreñidas tras los muros. Mas el blanco no encontraba rendija alguna en nuestras defensas por ninguno de los flancos. Tras varias rupturas sin éxito, empiezo a mejorar mi posición. Justo cuando el señor ya iluminaba el camino, Belcebú me confunde y cometo gran descuido. 
 Sin embargo, el Señor se apiada de este su siervo y envía niebla y confusión a la mente de Mendikute, que en lugar de seguir la senda ganadora, pierde a su obispo en la refriega. Tras eso, los soldados van cayendo en mis garras uno tras otro y el enemigo es derrotado.



E: Tras esta victoria briosa, vuestra mano yo reclamo!
O: Cómo osáis, malastrugo! semejante desparramo
Antes entrego mi reino al mismísimo Barrabás
Renuncio pues a mi reino, pero no me desposarás




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EPILOGO.
Los urnietos no lograron asaltar la Txantrea y abandonaron el asedio. Según se sospecha, el asalto de los vascones estaba motivado por el rumor que llegó a tierras vasconas sobre la simpatía
y buen carácter de las navarras; muy lejos del carácter recio de lasvasconas. Tras comprobar la falsedad de semejante mito, se fueron rumbo al sur. Según se rumorea, se encuentran asediando en estos momentos Caños de Meca. Orvinita se negó a casarse con Egoi, renunció al trono, se cortó el pelo al 2, se compró una camisa a cuadros y se hizo lesbiana.

Y aquí acaba la historia
del asalto de los vascones
que buscaban la victoria
al albur de sus blasones
Dos puntos se llevan
y vuelven a su garita
todos contentos se quedan
todos menos Orvinita





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