miércoles, 5 de enero de 2011

Carta a los reyes magos



Queridos Reyes Magos:

Este año he sido muy bueno…..Os rogaría que no os descojonarais, por favor……
Bueno, está bien, seré sincero: este año he sido un capullo. Un animal. Una bestia parda. Cometo horrendo crímenes, a saber: Mezclo la ropa blanca con la de color en la lavadora, he usado tanto el emule que mi ordenador rebuzna cuando lo enciendo, he robado tanto material de oficina que voy a abrir un todo-a-cien. He cometido los siete pecados capitales y algunos regionales y locales. Pero no me importa, sé de buena tinta que Pinochet Y Hitler eran bendecidos por el Papa y recibían puntualmente sus regalos de navidad de sus ilustrísimas mercedes. Así que no me jodáis con eso de que no he sido bueno. He consultado las bases y quiero mi regalo.

Como iba diciendo, queridos reyes magos. Quiero pediros mis juguetes para este año.
Lo primero que quiero pediros no es para mi sino para mi jefe. Ya sabéis de lo bondadoso de mi carácter, que pienso siempre en los demás antes que en mi.
Y he pensado en varias cosas que serían muy adecuadas para mi superior y cabeza pensante de mi empresa. Sin embargo, he consultado en el teléfono de información que tenéis (111, no deja huella en la factura) y un simpático ayudante vuestro me ha informado de que esos nudos marineros que quiero hacer con los intestinos de mi señor jefe, ese nuevo look colador que quiero dar a su páncreas y esa juguetona aplicación del cascanueces sobre sus nobles testículos no están en el menú de regalos de sus orientales majestades. Incluso me ha proporcionado el querubín el teléfono de la mafia calabresa; en su opinión un estamento más cualificado para ese tipo de regalos. Rogaría yo a su majestades reconsiderarais este punto, ya que con esto lograríais arrancar las sonrisas de decenas de niños en esa enorme "guardería" donde trabajo.

Luego había pensado pediros una cafetera. Sí, uno de esos estrambóticos artefactos que, cuando los enciendes, parece que van a ponerse en órbita en lugar de escupirte un cafeto. Pero luego me lo he pensado mejor. He recibido noticias por parte de mi amigo Clooney de que corren malos tiempos por los Cielos. Afectados, al parecer, por la crisis ahora resulta que ya no se dedican a tocar el arpa sino que envían a extorsionadores profesionales para robarte la cafetera y cuantas cápsulas escondas en tus ropajes. Y para más recochineo, te piden que los recicles. Yo, que soy de un natural impulsivo, pues hombre, no me gustaría acabar, en un arranque, metiéndole el "velluto-may-feivorit" a SanPedro por el ojete. Por aquello de que cuando llegue la hora y me presente en la entrada de ese club blanco y puro, pues que sea el hombre rencorosillo y me haga un feo.

Y luego lo he pensado mejor y he decidido dejar a vuestras sapientísimas majestades la elección del regalo, que iluminados como estáis por la gracia del señor, pues eso, que igual acertáis y me regaláis algo que me haga gracia. Pero como soy mosca cojonera, he repasado vuestro histórico de regalos. Y resulta que el único regalo documentado que habéis perpetrado últimamente ha sido oro, incienso y mirra. A un crío recién nacido. Oro, incienso y mirra. Hombre, que ya sé que por ser reyes no tenéis por qué estar doctorados en Pedagogía. Que ya sé que en Oriente no veis Super-nanny. Pero joder, oro, incienso y mirra. Oro, pase, para que los padres le compren algo. Incienso pues no sé, si fuera el hijo de John Lennon, todavía….Pero mirra???? Ya me imagino al crío con sus amigos –oye, pásame los mandos de la mirra, que me toca a mi- o – mira, voy a enchufarle este juego nuevo a la mirra, qué guay. Genial, para su quinto cumpleaños, ¿qué teníais previsto?, no sé, ¿altramuces, uranio y barro del Kalahari?. Anda que os podíais haber informado un poco más. Que siendo magos, al menos un juego de Magia Borrás.

Así que nada, he decidido que no me regaléis nada. Que paso. No temáis. Tampoco me voy a apuntar al club del tipejo ese abutiñado en un traje rojo de licra con estúpidas bolitas blancas, con esa especie de cutretrineo movido por perros con cuernos y que sólo sabe esputar aquello del “Jou-jou-jou”.

No, he decidido abonarme al Olentzero, que yo no sé lo que regalará pero tiene unas pintas de hacer unos orujos que se te caen los gayumbos hasta los tobillos. Orujo como Dios manda; de café o blanco. No de mirra. Así que nada, que no me cojáis los calcetines mañana. Que los voy a dejar usados.

3 comentarios:

Zamarat dijo...

Hola Blas zeta! Me he topado con tu blog por casualidad, así que aprovecho para saludarte.

blas zeta dijo...

Hola, Zamarat; no sé qué extraño cortocircuito de tu ordenador te habrá conducido a este oscuro y miserable blog. Pero bienvenido en cualquier caso!

julio cesar dijo...

Muy bueno, me he reido mucho, buen regalo.