“Al principio era la Nada. Y Dios creó la luz. Y vio que era bueno. Y creo las tierras y las aguas. Y era bueno. Al tercer día creó los astros del firmamento. Luego las plantas. Al cuarto los animales marinos. Y vio que era bueno. Al quinto los animales terrestres. El sexto creó al hombre. Y vio que todo ello era bueno. Al séptimo descansó. Pero se aburría. Y creó el ajedrez. Y vio que era un espanto. Se dijo: “Dios, qué he hecho!” y lo borró. Pero algunos monos ya habían aprendido a jugar y ya no hubo forma de eliminarlo.”
Génesis. Versión apócrifa chantreana.
Y ahí me hallaba yo, descendiente directo de uno de esos monos, el sábado, después de comer. Una nevada del copón. Es en esos momentos cuando uno se pregunta por qué no eligió los 100 metros en pista o incluso la natación sincronizada en lugar del ajedrez. En fin, es lo que toca. Nos visitaban esta vez los chicos de Urnieta un equipo que el año pasado nos hicieron un tres y medio que cambió el rumbo de nuestra liga y nos dejó cerca del descenso. Además, los del Eguzki no hicieron honor a su nombre y lo que se trajeron del norte fue una tormenta que cerca estuvo de dejarles por el camino a ellos y a los batallas que también venían a jugar con el Orvina A.
En fin, cafecico, orujico y al lío.
Navarrete jugaba con blancas contra Aguirre. Una tìpica Caro Khan del cambio donde a cambio del peón aislado de D, consigue colocar todas las piezas mirando golosas al enroque negro. Parece cobrar ventaja en varios momentos al tener problemas Aguirre para colocar sus piezas pero no consigue encontrar hueco ante la defensa negra. El de Urnieta logra cambiar jaco por alfil y cambia el signo de la partida. Es el negro el que parece tener opciones de ganar. Se cambian piezas y se firman las tablas.
La esquizofrenia se apoderó de la segunda partida, que me enfrentaba a Corral. Tras un gambito anti holandesa, empiezo a quedarme mal en ¡la jugada 2! Tiene su mérito. Tras pasar apuros en la 4,5,6 cambio su agresivo alfil blanco y logro de alguna forma enrocarme. Llegamos a una posición donde él cree que está ganando y yo creo que estoy mejor. Mi pareja de alfiles y mis piezas y dama cerca de su enroque contra mi estructura peor y su control del centro. En fin, no he consultado al amigo Fritz porque se pierde la gracia. Fritz es frío, matemático y aburrido. Mejor dejarlo así. El caso es que llega el apuro, y tras algún error, envío a mi rey de paseo por el tablero a lucir tanga de leopardo ante dama y torres rivales. Corral no sólo no lo aprovecha sino que se deja calidad primero y ficha entera después.
Monje planteaba la catalana y con jugadas muy normales se quedaba en seguida con peón de ventaja. Tras unos cambios que no vi, se llegó a un final de alfiles y caballos con tres peones de ventaja. Un terror empezó a recorrer nuestra médula espinal al aparecer posibilidades de un final de alfil y caballo contra rey. Será capaz de dar el mate si se llega? Por suerte, no tuvimos ocasión de comprobarlo y corona uno de los peones.
Egoi se enfrentaba a Mendicute y tras el espectáculo de la ronda anterior, no estaba dispuesto esta vez a poner en peligro nuestra tensión arterial. Se plantea una española del cambio, donde parece lograr una posición agresiva tras f5, f4 y g5. El ataque no prospera y se llega a una posición con chungo peón de más. 25 jugadas se pasa el chantreano intentando convertir en oro el triste guijarro que ofrecía el mísero peón. No se le puede pedir más. Tablas.
Buen resultado y buena jornada. Orvina B y Osasuna salen de la zona de descenso de la misma tacada y continuamos los dos compartiendo el eslogan de “yo no bajo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario