lunes, 16 de abril de 2012

El cafelito del elefante

"Los funcionarios deben olvidarse del cafelito y de leer el periódico". bramaba el Sr. Beteta, secretario de estado de administraciones públicas, a la sazón. Las palabras son poderosas. Y, cuando las pronuncia tu jefe en empresa privada pueden tener efectos finiquitantes e indemnizantes. Pero en lo privado, provocan más escozor e indignación. Además, lo que pide el andoba es que se olviden de ello, no que no se lo tomen y no que no se lo lean. Al día siguiente, la frase del "pezzo novante" gubernamental ya era trending topic en el cafelito de las 10 de funcionarios de todo el país, que se vieron obligados a ampliar en un cuarto de hora el dichoso cafelito para desentrañar el significado y sinrazón de tamaña tropelía. Además, fue necesario una remesa de nuevos diarios para recabar todos los detalles del dislate. Ese día, "el país" se impuso al " marca" en las mesas de media administración.


Pero a partir del día siguiente y una vez interiorizado el mensaje del preboste el resultado fue devastador: funcionarios buscando en el diccionario el signifiado de "cafelito"; el bar de al lado del ministerio solo, vacío, asolado a las diez de la mañana con las tortillas pudriéndose al sol mientras avanza la mañana; Kioskos de prensa hundidos bajo el peso de los diarios que no han podido vender; Juan Valdés cultivando te, colacao y achicoria ante la producción de café a la que no logra dar salida. Seguro que el señor Beteta no había pensado en todo esto.

Pero las palabras del jefazo anticafelitos no se quedaron ahí, sus consecuencias fueron aun más profundas. Llegaron al Funcionario Máximo y calaron en él hasta lo más profundo de sus quebradizos huesos. El Rey, al oír estas estas palabras, saltó de su sofá como si tuviera un resorte en sus soberanas posaderas, se quitó la bata de felpa mostrando sus soberanos pectorales a los vecinos y bramó:

- joder, tiene razón! basta de cafelitos! basta de prensa! Sofía, prepárame el rifle, que me voy a Soria a cargarme a mi nuero, al marichalar!!!

-Esteeee, no sé si será una buena idea...no sé....no digo que no se lo merezca...pero hombre, con tu puesto....

El rey se lo piensa......

-bueno, está bien! pues entonces me voy a Botswana a cargarme todo lo que se mueva!!!

En ese mismo instante, a tres elefantes les daba un tembleque sin razon aparente en el corazón de la sabana bostwanera. A los tres les vino a la cabeza la imagen de un vetusto rey europeo persiguiéndoles en taparrabos con un machete.

Y dicho y hecho; ahí se plantó su majestad, en su nuevo papel de Gran Hombre Blanco dispuesto a limpiar de cucarachas, mosquitos y elefantes al africa Negra mientras en España anuciaban el atiborramiento de las aulas para ahorrar unos eurillos. Lo que no contaba el Gran Hombre Blanco era con la Pequeña Escalera Negra del hotel que, para alegría del elefante de turno, se interpuso en sus nobles intenciones.

Gracioso era ver a Rajoy balbuceando cuando se le preguntaba si estaba al tanto de los divertimentos reales:

-Bueeeeno, estoy yo....., sí, algo me dijo.....creo.....

Nuevo tropezón de los borbones, que siguen con su meteórica carrera cuesta abajo en los últimos tiempos. Que no se trata de negar el papel jugado por el monarca en determinados momentos, ni un papel diplomático jugado con cierto tino en algunas cuestiones. Pero por una parte, la figura parece caduca en estos tiempos. Y, por otra, esa campechanía que se le atribuye al rey a mi me rechina. Yo quiero que sea campechano mi frutero y mi vecino el del quinto. Pero no me pone especialmente tener un rey ( a mi sueldo) que balbucee en reuniones internacionales a voz en grito: ¿por qué no te callas? o el más reciente: "estos franceses son tontos" en relación a las bromas del doping del guiñol. Esos comentarios, la verdad, prefiero oírselos a mi frutero.

En fin, señor Beteta, por favor, haga una excepción, y por favor, permita a su Funcionario Máximo que se eche el cafelito a media mañana y que se pase media mañana leyendo el Marca, La Razón y hasta "La Hoja Parroquial" si se tercia. Hágalo por mi, hágalo por nosotros, hágalo por los elefantes.

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