martes, 21 de octubre de 2008

in treatment


Me dicen algunos de me ajuntan que me estoy convirtiendo en un híbrido entre Mister Scroodge (el de “odio la navidad”) y el abuelo Cebolleta. Y que mis quejidos catódicos tienen un tufillo macilento a vejez prematura y a hernia de hiato. Aunque sólo sea para llevarte la contraria, perro (ya sabe él a quién me dirijo) voy a ponerme tierno como el osito Mimosín viendo Los puentes de Madison y voy a hacer una crónica en positivo.


Empezaba ayer una de las mejores series que se ha paseado por el rectángulo maldito ese. Se llama In treatment o En terapia y la dirige el hijo de García Márquez, que sabe Dios como ha acabado por esos lares. La serie es de la HBO, es decir, rara, no necesariamente comercial, y, normalmente, buena. Va de un psicólogo (sí, lo sé, tengo fijación con el tema, deformación profesional, qué le voy a hacer) y cada episodio es una sesión de terapia con cada uno de sus pacientes; uno por semana, el viernes el mismo terapeuta acude a terapia.
El formato es brutal, rompedor, sólo el terapeuta y el paciente hablando. Ese formato sólo puede ser un coñazo insufrible o una serie brutal. Se queda en lo segundo. Los actores están enormes; Gabriel Byrne, el terapeuta, inmenso, creíble hasta el punto de que dudo que sea actor realmente y no psicólogo. Dianne West, una de las mejores y más desaprovechadas actrices de jolybud está genial, borda el papel de Gina. El resto del elenco de actores fantásticos, (Dios, dónde se meten estos actores en el resto de las series, por qué a mi me toca siempre a resines). Las tramas, los guiones, el estilo de la serie no tiene nada que ver con lo que se ve por tierras de yankilandia. Sus guiones son duros, sin sentimentalismos baratos, sin héroes de pacotilla, sin ese maniqueísmo facilón que acaba contaminando las tramas de este tipo. Directo, humano, sin chorradas. Este tipo de series me hacen recuperar la fe en las posibilidades cinametográficas de un país donde la película más vista en estos días es “un conejito en el campus” (sic).

Así que toma nota. La estrenan en la Fox. Yo la verdad, la he visto en “el canal emule”; además creo que estas series subtituladas ganan mucho. Ya te la estás bajando (digo comprando) aunque sólo sea por compensar esa sobredosis de “Los Serrano”, "las tetas del paraíso" y "ceseí" “ que te has tragado en los últimos tiempos.

Eso sí, tienen que gustarte las series y películas de conversaciones largas y densas. Pongamos, esas pelis argentinas tipo "Martín h", o series tipo "doctor en Alaska".
Eso sí, después de cenar y con copazo para que baje, que viene durita la serie. Pero será lo mejor que hayas visto en una temporada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He comprado en la shop emule los primeros capítulos de la serie.

No se si rompedor, pero ciertamente el formato es original. Al menos para una serie yankee (claro que es copia de otra israelí). Y eso me gusta.

Pero aunque está bien fabricada (como es habitual en lo made in USA), es aburrida. No por el formato, sino por los guiones: son manidos y previsibles. Y por los actores: no te olvidas de que lo son, no te los crees. Y eso, que en el insufrible Resines se da por hecho, no deberíamos transigir en una serie que pretende calidad.

Lo que quiero decir es que no he visto ni cuatro capítulos y ya se me ha agotado el interés.

Tendré que seguir viendo a Heidi: ella nunca decepciona.

blas zeta dijo...

Vaya, una lástima. A mi me ha enganchado esta serie. Me ha devuelto la fe en las series americanas.
Además, que sepas que los coloretes de Heidi no eran suyos, estaban pintados. Ala, ya te lo he dicho.