Con el derecho siempre procuro mirar a otro lado. Pero con el izquierdo te mira muy fijamente. Tú no te percatas de mi presencia. Quizás solo disimulas. Estoy acostumbrado. No soy lo que se dice atractivo. Con un ojo mirando a Cuenca, el otro a Ponferrada y la cara llena de granos. No puedo dejar de mirarte. Me fascinas. Te vuelves y haces ademan de irte. No me resigno, quiero que estemos juntos y voy a luchar por ello.
De mi boca sale disparada una lengua viscosa de 20 cm que besa tu cuerpo y te atrae hacia mi. Tus pataleos de nada sirven. Ahora estamos juntos. Para siempre.
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