Nos apenó que no le quedara ni un recuerdo para rellenarlas. Ni un relato. Ni una imagen. Nada. Nos apenó, nos cabreó, nos indignó, nos hundió pero también nos emocionó. 15 años de duro trabajo. 34 personas. 70 millones de presupuesto. Y el sueño de un loco que fue tomando cuerpo. Enviar a un astronauta a un agujero negro y traerlo con vida. Ryan se fue con 38 años. Ahora parece tener más de 90. La nave intacta pero los instrumentos no han grabado nada. Y el desgraciado de Ryan no recuerda nada. Ni su nombre. El hombre más famoso de la tierra y sus memorias quedarán en blanco para siempre.
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