miércoles, 19 de junio de 2019

Cenizas

Cuando acabes la dejas fuera – me dice con desprecio. Sale sin esperar respuesta.
Me quedo a solas en una lúgubre sala del tanatorio. Junto a esa mujer imponente y maravillosa que me crió durante tantos años convertida ahora en un frasco de cenizas. A su muerte aparecen esas alimañas que tiene por hijos, desaparecidos en su enfermedad y reaparecidos al hedor del testamento. Ella no merece presenciar eso. Salgo discretamente con la urna y conduzco hasta el Quinto Real, donde me enseñaste a diferenciar los níscalos de los boletos.La arrojo al viento. Creo oír su risa mientras se esparce entre la bruma.

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