Sábado, 24 de enero de 2015, 21:44
El camino de vuelta se hace en silencio. A eso ayudan los 30 grados con
los que el capullo del conductor nos está recociendo los sesos. En el
cassette suena la bonita canción "Y si mi polla fuera un velero". Pienso unos segundos en
esa posibilidad. La desecho enseguida; los problemas técnicos serían
excesivos.
Diez minutos antes
- Mierda! mierda! mierda!
Nuestro Trol de la Chantrea escupe excrementos por la boca a modo de resumen no
sabemos si por la partida, por el puto calor que hace en el coche, por
la vida en general o porque su léxico no da para construcciones más
elaboradas. Nadie le pregunta. Se encierra en si mismo barruntando un
oscuro soliloquio interior y tras un rato de elucubramiento abre la boca
y dice:
- Mierda!.
45 minutos antes
Dos horas antes
Oscuros
nubarrones empiezan a aparecer por la soleada Gazteiz. Cinza termina
resolviendo la partida sin problemas. No contento con la calidad de
desventaja, el negro mete en séptima una torre que lejos de ser una
amenaza para el blanco se convierte en peligro para si misma y termina
atrapada. Tras varios paseos infructuosos, acaba cayendo más material y
Javi se hace con el punto. Está en forma nuestro gallego; su hambre en
los tableros solo es comparable con su hambre en general, que hace que
alimentarle sea pagar una ficha más cara que la de muchos maestros.
Monje se ha comido un peón, ha cambiado peones y parece que el negro no
podrá aguantar mucho la posición. Peor pinta tiene Egoi, que, ante la
presión del blanco en e (hay seis piezas en la columna e!) sacrifica una
pieza a cambio de......este.....nada???? En fin, si Fritz diera
collejas a Egoi le asomaría la nuca por la frente.
Yo,
por mi parte, mejor no hablo mucho. Tras largas y tediosas maniobras,
he conseguido romper con e5, el sueño de todo picapedrero de muros que
se precie pero no termina de estar clara; no sé si la posición o mi
mente.
Cuatro horas antes
Ocho horas antes
El
Orvina B se dispone a protagonizar un nuevo capítulo de "Crónicas
corvinívoras". Esta vez el abrevadero elegido para ello es el asador
Lagardere. La presencia de tres pesos pesados del club en materias del
yantar no deja lugar para tonterías. La primera sorpresa no es positiva;
maldita costumbre que tienen en esta ciudad de juntar dos palabras que
nunca fueron hechas para ir juntas; "vino y joven, señores vitorianos,
son antónimos, por dios, tomen nota! " En fin, pedimos Lambrusco con la
promesa de no confesárselo a nadie. Tras unos entrantes sórdidos, nos
arrojan un solomiyako brutal, que aligerado con una goxua de postre más que
aceptable salvan, si no la estrella Michelín, sí al menos el aprobado
para el comedero en cuestión.
Diez horas antes
La
bala roja surca tierras forales salpicadas de blanco por la nevada rumbo a Vitoria. El
gallego nos ameniza el viaje contándonos increíbles historias de
pillajes nocturnos en las noches navarras de los fines de semana. Sin
duda, su desbordada imaginación de psiquiatra e historias imposibles
obtenidas de sus pacientes son sus fuentes de información. Joder, que
esto es Navarra, que aquí, si una mujer te mira fijamente, es para
apuntar mejor el guantazo que te va a soltar segundos después. En fin,
cosas del gallego. Escuchamos en silencio y recreamos en la mente esas
tierras imaginarias donde las mujeres miran a los navarros con ojos
golosos.
Tres días antes
La voz de Mombi suena por el móvil mientras mis ojillos empezaban a echar el cierre.
-mmm?
-oye, que soy yo.
-ah!
-que juegas
-eh?
100.000 años antes
100.000 años antes
Ugh
está preocupado.Todo lo preocupado que puede estar un Neandertal. Frunce el enorme ceño que le surca toda la frente y que 100.000 años
después heredará un oscuro desdendiente suyo orvinero. Desde
la atalaya hace días que observa los movimientos del rebaño de Mamuts
lanudos, cada vez más cerca del poblado. Todos conocen la mala hostia
que gastan en la época de celo. Es época de celo. Ugh mira también la base de la
colina donde grandes rocas han caido por los últimos desprendimientos. Se le empieza a
ocurrir una idea y se le ilumina la cara. Corre al poblado y empieza a
gritar.
- ¡Ich ak bin! ¡Ich ak bin! (¡muro de piedra! ¡muro de piedra!)
Sin saberlo, está inventando la base del ajedrez moderno.
1 comentario:
Diría que te superas a ti mismo, pero eso es casi imposible,
precioso
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