Sábado
12 de la mañana; estoy en el Club; tengo una sensación extraña. No sé
si es por este frío de cojones que me está congelando los mismos. Pero
no, es otra cosa; seguro. Algo pasa. Se acerca un abrigo con patas que
parece contener a Mombi ; por babor surge Monje descojonándose por un
chiste que se habrá contado a sí mismo. Por estribor, surge una especie
de Troll greñudo que al acercarse se encarna en Egoi. Dios mío! Ya sé lo
que pasa; hoy es el día de la Marmota!! Es Liga Vasca y estoy con los
mismos tres sujetos de todos los años. Mierda!! Pero me rindo al destino.
Unos gruñidos y entramos en el coche. Destino: Vitoria. Llegamos con
tiempo y aparcamos en la puerta; así tenemos un montón de tiempo para
preparar el mayor vicio de todo Orvina que se precie; Comer!! Decenas
de móviles brotan de cientos de bolsillos y millares de dedos se prestan
a aporrearlos buscando los mejores comederos en millones de
kilómetros a la redonda. Es lo que tiene la modernez. En otros tiempos
habría sido un deambular pidiendo al Señor que tuviera el detalle de
iluminar la tasca que llevara la alegría a nuestros estómagos.
Por suerte, el mus y el patxarán nos quitaron el regusto de tamaña felonía y allá que aparecimos en el fuedo calasancio. Los vitorianos incumplieron la primera norma que hay que seguir cuando juegas con Orvina; "No pongas katering, ¡se lo comen!"
En fin, esto fue lo que perpetramos:
Josetxu
Korr-Servidor: Teniendo en cuenta que el año pasado jugamos con los
mismos colores, Josetxu decide cambiar de línea ante mi Janish. El año
pasado salió con ventaja de la apertura y el astuto Josetxu pensaba que
yo había preparado a conciencia la línea. Solo le falló un detalle a
Knorr; yo no recordaba haber jugado con él el año pasado; de hecho ni
siquiera había logrado encontrar una partida suya esa mañana. La edad es
muy mala y el Alzheimer muy cruel. Las blancas juegan la variante del
cambio, que solo lleva a un cambio masivo de fichas y pronto llegamos a un final de torres igualado.
Ante esto, y viendo el katering y la perspectiva de ver sufrir a mis
compañeros durante tres horas, firmamos la paz en esta posición.
1 comentario:
Buenas!
Me alegro que hayan vuelto las mejores crónicas del ajedrez vasco-navarro.
Felicidades y suerte!
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