viernes, 7 de junio de 2013

El cubata de su Señoría: vicio o necesidad

Por el amor de Dios! Dejen ustedes de hostigar a nuestros sufridos diputados. Parece que no os dáis por contentos con escarbar en su correspondencia instantánea; esos sobres sin matasellos que reciben sus señorías vaya ud. a saber si una postal de su prima la de Cuenca o un folleto de Marina D´or, barriada de vacaciones. Que si están llenos de billetes de dudosa procedencia; pues mejor; no cabe duda de que se lo han ganado con el sudor de su frente, axilas y genitales varios. Y así ahorran en transferencias, que para qué te vas a liar.
 
Pues no contentos con eso, ahora les queréis joder el cubatita de la cantina del congreso. Qué mala es la envidia, qué cruel es la tiña y qué indigesta la mala hostia que gastáis. ¿Qué hay de malo en que sus señorías ahoguen horas y horas de sesiones interminables sobre temas infames que a nadie interesan con un lingotazo de Glennfiddich Gran Reserva?.

Decís con esa mala leche agria que os crió que los pagáis vosotros; pues claro que los pagáis, mejor inversión para vuestros diezmos no se me ocurre. La política es un arte que difícilmente casa con la sobriedad y en ningún caso con la abstemia  y esos luchadores que se parten los brazos y otros miembros por defender tus intereses necesitan una pequeña ración de poción mágica para saltar al ruedo. Pues claro que lo tienes que pagar. ¿Enviarías a un ciclista de tu país a ganar el Tour a base de macarrones y chocolatinas? Vamos, hombre, no me jodas. No es que deberían estar subvencionadas las bebidas del bar del congreso sino que deberían ser gratis y, si me apuras, hasta obligatorias. Si no estás de acuerdo, es que nunca has soportado una enmienda de tres horas de  la chunta aragonesista pidiendo mejoras en las carreteras comarcales de Huesca.

Que síiii, que el I-Pad que les han regalado ayuda a superar esos tragos. Que una partidita de Apalabrados ameniza los soliloquios monocordes de Rajoy sobre el défict, y una peli porno arrancará una sonrisa en tu cara, que quedará de puta madre en la foto de la prensa cuando estés en primera fila del debate del estado de la nación. Pero ni eso es suficiente para nuestros gladiadores de las enmiendas. Cuando la cabeza estalla, cuando el paparazzi de turno te está tocando los huevos con aquel asuntillo que tenías con el constructor; que ya ni te acordabas; cuando, a modo de insulto,  te nombran con varios tipos de embutidos por aquellas dietas que a nadie importaban, ¡qué menos que hacer un receso y echarte al coleto un Henessy Gran Reserva a la salud del contribuyente; qué coño.O un kalimotxo Exclusive si se le pone a su Señoría.
Y es que cuántos acuerdos, cuántas intervenciones brillantes, cuántos discursos épicos han sido gestados al albur del cubata del bar del congreso, que ha hecho más por la política y por los ciudadanos que esa mierda de plazas, carreteras y obras sociales con las que se despilfarran los erarios públicos. Por 4,2 miserables millones que cuesta la cantina en cuestión! Vamos, hombre!. Y todavía quieren que lo paguen sus señorías, qué poca vergüenza!. Y, para más inri,  a precio de la calle, como si fueran vulgares ciudadanos! Dios, qué país.
 

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